El inerme emperador
se amodorra
escribiendo poemas en un jardín
mientras sus ejércitos
matan e incendian. Pero nosotras,
en la pobreza sin amor,
conservamos alguna relación
con la verdad del infortunio
del hombre: dicen
las tardías flores, no dañadas
por los insectos y sólo
a la espera del frío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario