lunes, 1 de abril de 2013

LOS ÁRBOLES (Philip Larkin)

Los árboles ya dan retoños
como algo no del todo dicho;
brotes recientes, calmos, se dispersan
en un verdor que es casi una pena.

¿Es acaso que vuelven a nacer
y nosotros declinamos? No, pues también ellos
mueren. El repetido ardid de renovarse
queda escrito en anillos de madera.

Y sin embargo, incansables, cada mayo
los castillos se desgranan en plena densidad.
Ha muerto un año, parece que dijeran;
comienza, comienza tú también de nuevo.


(Traducción de Marcelo Cohen)


THE TREES

The trees are coming into leaf
Like something almost being said;
The recent buds relax and spread,
Their greenness is a kind of grief.

Is it that they are born again
And we grow old? No, they die too.
Their yearly trick of looking new
Is written down in rings of grain.

Yet still the unresting castles thresh
In fullgrown thickness every May.
Last year is dead, they seem to say,
Begin afresh, afresh, afresh.


jueves, 14 de marzo de 2013

UNA CANCIÓN (Leónidas Lamborghini)


Como el que un día
leyendo el diario
se sorprende
en la sección Extraviados

y quién soy
y dónde estoy se pregunta.

Como el que ve esa foto
de su rostro
allí
y reconoce su rostro
pero no se identifica

y quién soy
y dónde estoy se pregunta.

Como el que lee
sus datos de identidad
allí
debajo de la foto
de su rostro
y se identifica
pero no se reconoce

y quién soy
y dónde estoy se pregunta.

Como el que intenta
hacer memoria
y toca su cuerpo y se dice
soy éste, estoy aquí
y comienza a buscarse
y no se encuentra

como ese
como ese

y quién soy
y dónde estoy se pregunta.


(en El riseñor, 1975)

lunes, 25 de febrero de 2013

VERSIÓN (de DIÁLOGOS DEL AIRE) (Fogwill)

por Once

et quand nous respirons... la mort a nos poumons / descende, fleuve invisible avec des lourdes chants...

Fumar: quemar un tiempo acumulado
por el trabajo humano en el tabaco.
Colmar la nada que parece el aire
con las formas del humo contrololable.
Llenar todo vacío con los sueños
de otros que por ajenos son más nuestros.
Tramar con las imágenes triviales
de los medios, nuestras escenas reales.
Placer pequeño, humano, tolerable.
Social, fiscalizado, numerable.
Fumar: desear que lleva hacia un deseo
de volver a desear buscando el nuevo
desear que nunca cese y siga ardiendo
y en sed que arda insaciada arder viviendo.

miércoles, 20 de febrero de 2013

DE SOLO ESTAR (Manuel J. Castilla)

(fragmento)

El tiempo, de existir, era lento como una miel dorada.
Se lo notaba a ratos en esa casa añosa, sobre la siesta, cuando en la huerta del fondo, en medio del gran silencio, entre el leve crepitar de los insectos de los yuyarales y el zumbido insistido de los huancoiros junto a las viejas vigas del techo, caía con un ruido sordo, como un golpe de barro, algún durazno maduro.

Parecía caer sobre uno mismo o sobre el mismo corazón de la tierra. Entonces uno sabía que el tiempo vivía aunque fuera por un instante. Ese golpe seco era signo de su vida y de su muerte, también. Entonces los ojos seguían sus huellas pesadas. Por las paredes blancas caía, barroso, memorizando remotas lluvias; silenciosos flecos nocturnos y lluvias, muchas lluvias mojaban sus ropas de sapo triste.
Se le veía solo mirando largo un mismo punto, que podía ser el tronco del arrayán. Era oscuro su cuerpo y tenue. La luz, como una mano de oro, lo iba retirando de la madera. Y él cedía su lugar, callado, casi solícito. Después ya todo su sitio estaba iluminado. Y había que bajar los ojos al suelo por donde también comenzaba su retirada, entre hojarasca quebradiza y perros que la pisaban a trechos. Así, hasta que se iba lejos, más allá de los cercos y desaparecía.
Entonces venía la noche. Pero algo del tiempo había quedado en los rincones y en la cisterna. Y uno volvía a notar su presencia, sus ruidos.
Cuando la madre pasaba con la lámpara en los últimos trajines, latía en los rincones sombrosos. Por fin se dormía cuando la madre tapaba con ceniza el ojo soñoliento y colorado del fuego. Mas, noche entrada, siempre, alguien lo despertaba con las manos del susto. Era como hurguetearle con un palo la cola en la alacena donde dormía. Buscaban huecos en los paredones donde había ollas de barro con monedas de oro y muchos collares. Pero todo era cosa de los arrieros alucinados. Ganas de encontrarle algo a la casa, de turbarle su añosa paz.
Así, la casa y el tiempo, juntos, una vez despertados, les quemaban el sueño y nadie podía pegar los ojos. Por la galería grande, sobre sus baldosas de ladrillo, llegaba el otro dueño de la casa, el que la había hecho y que ya estaba bajo la tierra.
Es cierto que habían oído sus pasos tintineados de espuelas, pero no lo conocían. Se lo imaginaban de anchas bombachas negras y bigotes cayéndole sobre la boca seria. Lujosa la chaqueta y el sobrero aludo y blanco. Un señor recio, de lentos ademanes. Arremetía con su caballo por el guardapatio; los cascos herrados del animal sacaban chispas de las piedras medio enterradas y el jinete desensillaba. Avanzaba hasta la galería y allí paseaba sonando sus espuelas. Hasta creían oír el golpe del talero sobre la caña de la bota. Entonces salían armados de las habitaciones, los ojos abiertos al miedo. Solo la noche afuera; los grillos y los sapos latiendo. Tenían que volverse porque no hallaban nada.
-Es el tiempo- pensaban.

(En De solo estar, 1957)

domingo, 17 de febrero de 2013

TODAVÍA LA LUZ (Beatriz Vallejos)

Si nueva no la tarde
testigo de mi estar
                          abreva
el pequeño poema
a su borde

viernes, 15 de febrero de 2013

MI PATRIA (Lêdo Ivo)


Mi patria no es la lengua portuguesa.
Ninguna lengua puede ser la patria.
Mi patria es la tierra blanda y pegajosa donde nací
y el viento que sopla en Maceió.
Son los cangrejos que corren en el barro de los manglares
y el océano cuyas olas siguen mojando mis pies cuando sueño.
Mi patria son los murciélagos colgados del revestimiento de las iglesias carcomidas,
los locos que bailan al atardecer en el hospicio junto al mar,
y el cielo encorvado por las constelaciones.
Mi patria son las sirenas de los barcos
y el faro en lo alto de la colina.
Mi patria es la mano del mendigo en la mañana radiante.
Son los astilleros podridos
y los cementerios marinos donde mis ancestros tuberculosos y palúdicos no paran de toser y de temblar las noches frías
y el olor a azúcar en los almacenes portuarios
y las lisas que se debaten en las redes de los pescadores
y las ristras de cebolla enrolladas en la tiniebla
y la lluvia que cae sobre los corrales de pesca.
La lengua de la que me valgo no es y no fue nunca mi patria.
Ninguna lengua engañosa es la patria.
Ella sirve apenas para que yo celebre mi gran pobre patria muda,
mi patria disentérica y desdentada, sin gramática y sin diccionario,
mi patria sin lengua y sin palabras.




MINHA PÁTRIA

Minha pátria não é a língua portuguesa.
Nenhuma língua é a pátria.
Minha pátria é a terra mole e peganhenta onde nasci
e o vento que sopra em Maceió.
São os caranguejos que correm na lama dos mangues
e o oceano cujas ondas continuam molhando os meus pés quando sonho.
Minha pátria são os morcegos suspensos no forro das igrejas carcomidas,
os loucos que dançam ao entardecer no hospício junto ao mar,
e o céu encurvado pelas constelações.
Minha pátria são os apitos dos navios
e o farol no alto da colina.
Minha pátria é a mão do mendigo na manhã radiosa.
São os estaleiros apodrecidos
e os cemitérios marinhos onde os meus ancestrais  tuberculosos e implaudados não param de tossir e tremer nas noite frias
e o cheiro de açúcar nos armazéns portuários
e as tainhas que se debatem nas redes dos pescadores
e as résteas de cebola enrodilhadas na treva
e a chuva que cai sobre os currais de peixe.
A língua de que me utilizo não é e nunca foi a minha pátria.
Nenhuma língua enganosa é a pátria.
Ela serve apenas para que eu celebre a minha grande e pobre pátria muda,
minha pátria desintérica e desdentada, sem gramática e sem dicionário,
minha pátria sem língua e sem palavras.

lunes, 11 de febrero de 2013

DA-SEIN (2a versión) (Leopoldo María Panero)

           "Ici, dit le jardinier du cimetière", Jean Charles Lamb.
           "Levant le jour, ils adressent au soleil des prières 
              traditionelles, comme s'il le supliaient de paraître."

                                                                       (GERARD WALTER, La communauté essenienne.)

                                                                                                     "Ein da-sein."

                                                                         ALFRED MOMBERT


La llave, la llave oscura
del fuerte dios, del pardo
dios cierra
                   mis ojos con su fuerte llave Miento, me
agito en vano y danzo como rota película
movida por el viento me encontra-
réis en la
siniestra humedad de un cubo
de basura, allá donde aún reposa
abyecto el secreto de la vida,
                                            ciego,
nutriendo como un hijo al excremento y
soñando, soñando como el mar en el más puro,
en el intransigente ético perfecto
inalcanzable ideal de la muerte
allí están mis ojos vivo
vivo allá sin hilo a otro, como
interruptor exacto
de la luz en el mundo allí,
donde el espacio muerde
su esencial polvo, y el tiempo nos otorga
insensato instante de su paz total, vivo
peor que el suicidio, peor que
la tierna desesperación, y que cuanto
gime todavía suplicando innoble
a la sucia vida desde el fondo. Pero inventé un baile perfecto:
y aún sueño en eso, en purificar al mundo de sí mismo, e
igual que un loco, digo a todos: sabe
más la boca que el dolor de tus ojos
que nada saben, sabe
mentir la boca: y enseño, entre babas, balbuciente,
un rosario, y un niño que tiene en la mano la Tierra: y lo arrojo
así al suelo, a la flor de la basura, al lugar sin tiempo
en que delira conmigo el que fuera
Titán marino, el perfil
más bello del lago, el Mártir de la Cuerda,
                                                               Aquel
que vivió por mandato del Ojo la creación tal Infamia, y
al que llaman para reírse de él Initiator: y es que no hay
sacrificio que no tenga por su hija a la Venganza,
y ésta hoy quiere
morder la fuerza que hace rodar las horas, y matar
al gusano, a la ridícula porcelana del Tiempo:
                                                    qué hombre no ha soñado;
qué hombre no ha soñado en abrasar el Templo
del universo y en llenar el aire
entero del cosmos de los hilos
de lluvia de la sangre, del vino
del Solo, de aquel a quien los ojos
le alucinan y a todos dice "soy"
                                               el que no es, el Único
el caballero idéntico a su vanidad, el esclavo
de mi propio ídolo, el adorador de Otro, el Yo sin ley y todo
hombre animal o luna me es al filo del Destino
desconocido: y quizá Dios es también esa tortura,
si me padece: quizá es, si sabe al menos, si se sabe,
también un No perfecto y puro. Soy
                                       virgen de los hombres y no tengo
sexo, como la nada, como el tiempo, como el Instante puro
en que Adonái cierre su mano para siempre y diga
nunca más en el incomprensible espacio, nevermore
nevermore, dicen
en la calle, al pasar, tantos ángeles
medio muertos, nevermore, repiten
sin alma los arcontes de un cielo que desprecio,
                                                                        nunca
más, canta Dios en los abismos de lo alto,
nunca más soñaré que existo, ni daré
a los signos un sentido por su movimiento:
nunca más grita por fin a la
sed la tortura del Tiempo, la
siniestra tortuga, el Monstruo: nunca más, dice Él, porque
es también un ente sin espejo, porque
Dios es para sí mismo una pesadilla
que trata en vano, universo tras universo
de arrancarse de un tajo
la espina de la vida, el crucifijo
y de beber el Vino.


(en Narciso en el acorde último de las flautas, 1979)

jueves, 7 de febrero de 2013

LA COSTA (Gabriel Roel)


La niebla de las ocho.
El lento vapor de las orillas.
La vieja lentitud.
Hacia postigos pródigos
la luz. Hedor de la madera.

Fiar el espinel mi alma de yute.
Temporal de las cosas.
Sumidero de arena
de la arcilla.

Canoa de lo arcano el sabor del limonero.
Boca de lobo del vestigio.

(Parque México, 2011)

domingo, 3 de febrero de 2013

CAUTIVO Y ÁNGEL (Juana de Ibarbourou)

Tal vez ninguna libertad aguarde
Al ser que nace de la vida esclavo.
Servidumbre del hombre y de la bestia,
Del viento suelto y del atado llano.

Servidumbre del río y sus riberas;
De la paloma a su garganta tierna;
De la esmeralda a la opulenta mano
Y del nardo y la rosa a su belleza.
Mi servidumbre, en la vigilia y el sueño,
A antiguos muertos y futuros vivos.
Anda mi día entre mandatos ciertos

Y entre cadenas de invisible acero.
El ángel que a mi sombra está cautivo,
Esclavo es de mi paso y de su vuelo.


(en Perdida, 1950)


martes, 29 de enero de 2013

OTRO CIELO (Horacio Rega Molina)

Digo cielo. Y si no fuera
porque todo está dicho y repetido,
tendría la ilusión de que yo he sido
el que así lo llamó por vez primera.

Quien dice cielo y al decirlo espera
llenar de dulce música su oído.
Y quien, por repetirlo, un bien perdido
como por un milagro recupera.

Ése descubre el cielo y lo bautiza
cada vez que lo nombra, y que su pura
substancia en sus entrañas cristaliza.

Pero el que dice cielo y se desposa
con lo que ven sus ojos en la altura
no ha dicho nada. El cielo es otra cosa.

(en Sonetos con sentencia de muerte,  1940)

domingo, 27 de enero de 2013

LOS QUE VIVEN POR SUS MANOS (César Rojas)


(fragmento)     

       I-                                                                              


las   mujeres
en mi familia
lavaron

agua
jabón de pan
latón
la tabla de madera
a medias hundida
en el agua que se tiñe
de a poco
por el humo blanco
del jabón

las mujeres
temprano
en la mañana
lavaron


                               lo primero que se siente
                                    es el olor acre
                                       y dulce del
                                                    jabón
                                                                  subiendo

                                               las manos en el agua
                                                           fría
                                                 estrujan la ropa
                                                   la llevan contra el amor
                                                     áspero de la tabla
                                                   y allí la tienen
                                                          ida y vuelta
                                                             algún tiempo              
                                                          para luego
                                                            dejarla descansar











las manos
al comienzo se enfrían
luego se ponen coloradas
la sangre despertando
revelándose contra
la cercanía de la escarcha

las mujeres
en mi familia
lavaron y plancharon
  para afuera
se decía entonces
sintiendo que
         el adentro
            menguaba



pero había también

      el alambre

de lado a lado de los árboles
   estaqueado con un palo
al centro para que el peso
  no venciera el tendido


                                                  la ropa flotando al sol
   
                                                     pájaros ajenos
                                                   devueltos a la blancura
                                                     por manos silenciosas


se esperaba
que hubiera buen tiempo
que secase rápido
que la señora
mandara a buscar
por la tarde


claro está
que todo esto
no alcanza para construir
           un pasado
de mujeres que lavaban
temprano en la mañana


                   
             
                 




           los  nombres que mi abuela
           no dijo
           lo que mis tías
           callaban junto al fuego

                                 se iba con el agua



           se sabía que los hombres
           llevaban y traían escondida
           una palabra terrible
breve
          fría como un pez


las mujeres
en mi familia

lavaron y plancharon

cuando la palabra
falta
               el gesto canta


jueves, 24 de enero de 2013

ODA A LA PAMPA (Ricardo Molinari)


                                                                                                Doquier cielo i soledades
                                                                                                de Dios solo conocidas,
                                                                                                que él solo puede sondear.

                                                                                                                 ECHEVERRÍA

                                                   I

Junto a tus lejanías quietas e igual a una palmera, parado y batido por el viento del cielo en la tarde,
te miro, patria, y la sonriente ternura de la muerte llama por mis ojos
a los escondidos sueños.

Los altos y amarillos pastos vuelven hacia el sol poniente las ríspidas hojas y la aheleada espiga desnuda,
y ascienden los últimos pájaros por el espacio;
y salido y pegado en ti, sostenido, busco tu horrible nostalgia transparente
y mi sombra sobre la nación, vacilante y detenida.
¡El ánade solitario es como mi corazón rosado en marzo!

En ti, patria, desciendo como la luz, y en ti, vuelvo hacia dentro igual a una tempestad;
llamo, y sólo las sutiles hierbas me oyen y sienten pasar como una ráfaga también perdida.
¡Oh, nubes, vacíos grandes, y las desesperadas planicies donde el viento, sin descanso, en el viento habita!
Y sólo a ti, melancolía madre, llega el corazón del hombre, de tus hijos,
de tus penumbras ardientes. ¡Y sólo a ti, patria, queremos!

¡Y solo vuela el ánade en marzo!


                                                   II

El viento corre detrás del verano y arrastra el polvo fino, la semilla de las negras hierbas,
y el día es hermoso y suave como una flor en la apretada claridad del aire.

La luz mueve su abierta corona sin ver la sombra de sus cabellos en la llanura,
y sin oír las secas y murmurantes aguas, ni sentir el soplo sombrío entre unas brillantes cañas.

Sola la memoria canta olvidada:

                    El viento de la tarde
                         silbando andaba,
                    como pájaro oscuro
                         en fresca rama.
                    Este es el triunfo, madre,
                         de enamorado,
                     las penitas afuera,
                     aire liviano.

                     Ciega se estaba el agua
                           mirando el alma,
                     dicen que dulce y tersas
                             se conversaban.
                     Este es el triunfo, madre,
                              que no termina;
                     más quiero olvido, sueño,
                              que despedida.

                      El viento de la noche
                               la mar velaba,
                      remando solitario
                               en negra cama.
                      Este es el triunfo, madre,
                               del tiempo frío;
                      del corazón que a veces
                               canta perdido.

                      ¡Y qué bonito el aire,
                                madre, en el aire!

¡Y solo remonta el ánade en marzo!


                                                   III

Vuelto y retornado a ti, miro tu ansiedad abandonada y el romper de golpe de las estaciones,
unas con las lluvias y devorantes nieblas, y otras, ya en el resplandor de las flores y el levantar de los patos silvestres por el firmamento;
allí, donde la perdiz canta escondida y sube temblando como el agua.

Escogido, te prefiero a ti sin amargura, temporal sobre la tierra, nombrado y olvidado,
y antiguo igual al fuego entre las llamas, miro mi pasada suerte en el ocio, en el vagar
por tus nubes, como tus pájaros de las planicies.

¡Y llega el otoño, y ya oigo el retumbar
del tambor de la tormenta en el desierto!


(en Unida noche, 1957)



lunes, 21 de enero de 2013

EL MAL DE SÍ (Néstor Perlongher)

Detente, muerte:
                           tu infernal chorreado
escampar hace las estanterías,
la purulenta salvia los baldíos
de cremoso torpor tiñe y derrite
ausentando los cuerpos en los campos:
los cuerpos carcomidos en los campos barridos por la lepra.

Ya no se puede disertar.

Ve, muerte, a ti.
Enconchate sin disparar el estallido de la cápsula.
Escondida que no seas descubierta.
Pues una vez presente todo lo vuelves ausencia.
Ausencia gris, ausencia chata, ausencia dolorosa del que falta.

No es lo que falta, es lo que sobra, lo que no duele.
Aquello que excede la austeridad taimada de las cosas
o que desborda desdoblando la mezquindad del alma prisionera.
Mientras estamos dentro de nosotros duele el alma,
duele ese estarse sin palabras suspendido en la higuera
como un noctámbulo extraviado.

(en Chorreo de las iluminaciones, 1992)

jueves, 17 de enero de 2013

POR EL VERANO (Marylin Contardi)

El agua
es ese cuerpo vivo
que se desliza en nosotros
con la limpia sagacidad
de la serpiente.
En la sombra húmeda corre
con los ojos brillantes
bajo la luna, antes
de congelarse el rocío a la madrugada.

Esa aspereza
ruda y vívida que sentimos
no es para pensar que soportamos
inmerecidamente el arco voltaico
chispeando frente a nuestros ojos.

O el águila
navegando en la comba del cielo,
tangente al meridiano del astro
que deriva entre rumores de Universo.

Somnoliento, pesado, el verano
deja su estela en el aire. En el soplo
ardido del viento en la rama.

La música del ocaso
se oye vibrando en la cuerda única
de las acacias.

Frente a la puerta
la luz sale a cazar figuras
con dedos invisibles.

Cae la mariposa
en la llama, revolotea el pájaro
bajo la red, se desangra por el ala.
Y el canto del verano
vuela sin inmutarse
por el ocaso violeta

condenado a vagar en su esplendor, aun
por encima de los incomprensibles sufrimientos.


(en El estrecho límite, 1992)

lunes, 14 de enero de 2013

OCTUBRE (José Ángel Valente)



Hay una leve luz caída
entre las hojas de la tarde.
Dame
tu mano y cruza
de puntillas conmigo
para nunca pisarla,
para no arder tan tenue
en sus dormidas brasas
y consumirte lenta
en el perfil del aire.

sábado, 12 de enero de 2013

LA BUENA VIDA (Mark Strand)


Estás parado junto a la ventana.
Afuera hay una nube de vidrio que parece un corazón.
Los suspiros del viento son como cuevas entre tus palabras.
Sos el fantasma en ese árbol de afuera.

La calle está en silencio.
El tiempo, de la misma manera en que el mañana y que tu vida,
parcialmente está acá, parcialmente en el aire.
No podés hacer nada.

La buena vida llega sin aviso:
erosiona los climas de la desesperación
y se presenta, a pie, de incógnito, sin ofrecerte nada,
y vos estás ahí.


(Traducción de Ezequiel Zaidenwerg)




The Good Life

You stand at the window.
There is a glass cloud in the shape of a heart.
There are the wind’s sighs that are like caves in your speech.
You are the ghost in the tree outside.

The street is quiet.
The weather, like tomorrow, like your life,
is partially here, partially up in the air.
There is nothing that you can do.

The good life gives no warning.
It weathers the climates of despair
and appears, on foot, unrecognized, offering nothing,
and you are there.



martes, 8 de enero de 2013

SEQUENTIA (Edoardo Sanguineti)


íncipit sequentia sequentiarum, quae est música musicarum,
                secundum Lucianum:

1.
y aquí comienza tu deseo, que es el delirio de mi deseo:
                la música es el deseo de los deseos:

2.
he escuchado cadenas de colores, musculosamente agresivos:
                he tocado tus rudos ruidos rígidos:

3.
quiero tus palabras: y quiero destruirlas con prisa, a tus palabras:
                y quiero destruirme, a mí, finalmente, verdaderamente:

4.
me dibujo contra tus tantos espejos, me modifico con mis venas,
                con mis pies: me cierro dentro de todos tus ojos:

5.
te digo: por qué? por qué? y soy la mueca seca de un clown:
                por qué quieres saber, te digo, por qué te digo por qué?

6.
mi caprichoso furor fue ya tu lívida calma:
                mi canción será tu silencio lentísimo:

7.
tu perfil es mi paisaje frenético, tenido a distancia:
                es un falso fuego de amor, que es mínimo: muerto:

8.
he multiplicado por ti mis voces, mis vocablos, mis vocales:
                y grito, ahora, que eres mi vocativo:

9.
eres inestable e inmóvil, mi frágil fractal:
                eres tú, mi rota forma que tiembla:

9 bis.
mi forma frágil, eres inestable e inmóvil:
                eres tú, mi roto fractal que regresa y tiembla:

10.
describe mis confines, y estréchame en ecos, en reflejos:
                de lejos, y desenvueltamente, vuélveme mí, tú, para mí:

11.
te reencuentro, mi pueril pseudodanza innatural:
                te cierro en un corazón, en un cerco: y te interrumpo, te rompo:

12.
me muevo despacito, te desfaceto, exploro tus faces, te palpo, meditabundo:
                te vuelvo y te revuelvo, variándote, temblando: te atormento, tremendo:


(en Stravaganze, 1992-1996)



Sequentia

íncipit sequentia sequentiarum, quae est música musicarum,
                secundum Lucianum:

1.
e qui incomincia il tuo desiderio, che è il delirio del mio desiderio:
                la música è il desiderio dei desideri:

2.
ho ascoltato catene di colori, muscolosamente aggresivi:
                ho toccato i tuoi ruvidi rumori rigidi:

3.
voglio le tue parole: e voglio distruggerle in fretta, le tue parole:
                e voglio distruggermi, me, finalmente, veramente:

4.
mi disegno contro i tuoi tanti specchi, mi modifico con le mie vene,
                con i miei piedi: mi chiudo dentro tutti i tuoi occhi:

5.
ti dico: peché? perché? e sono la secca smorfia di un clown:
                perché voui sapere, ti dico, perché di dico perché?

6.
il mio capriccioso furore fu già la tua lívida calma:
                la mia canzone sarà il tuo silenzio lentissimo:

7.
il tuo profilo è un mio paesaggio frenético, tenuto a distanza:
                è un falso fuoco d’amore, che è minimo: è morto:

8.
ho moltiplicato per te le mie voci, y miei vocaboli, le mie vocali:
                e grido, adesso, che sei il mio vocativo:

9.
sei instabile e immobile, mio fragile frattale:
                sei tu, questa mia infranta forma che trema:

9 bis.
mia forma fragile, si instabile e immobile:
                sei tu, questo mio infranto frattale che ritorna e che trema:

10.
descrivi i miei confini, e stringimi in echi, in riflessi:
                a lungo, e disinvoltamente, diventami me, tu, per me:

11.
ti ritrovo, mia puerile pseudodanza innaturale:
                ti chiudo in un cuore, in un cerchio: e ti interrompo, ti rompo:

12.
mi muovo piano piano, ti sfaccetto, ti esploro le facce, ti palpo, meditabondo:
                ti volto e rivolto, variandoti, tremando: ti tormento, tremendo: