Mi
patria no es la lengua portuguesa.
Ninguna
lengua puede ser la patria.
Mi
patria es la tierra blanda y pegajosa donde nací
y
el viento que sopla en Maceió.
Son
los cangrejos que corren en el barro de los manglares
y
el océano cuyas olas siguen mojando mis pies cuando sueño.
Mi
patria son los murciélagos colgados del revestimiento de las iglesias
carcomidas,
los
locos que bailan al atardecer en el hospicio junto al mar,
y
el cielo encorvado por las constelaciones.
Mi
patria son las sirenas de los barcos
y
el faro en lo alto de la colina.
Mi
patria es la mano del mendigo en la mañana radiante.
Son
los astilleros podridos
y
los cementerios marinos donde mis ancestros tuberculosos y palúdicos no paran
de toser y de temblar las noches frías
y
el olor a azúcar en los almacenes portuarios
y
las lisas que se debaten en las redes de los pescadores
y
las ristras de cebolla enrolladas en la tiniebla
y
la lluvia que cae sobre los corrales de pesca.
La
lengua de la que me valgo no es y no fue nunca mi patria.
Ninguna
lengua engañosa es la patria.
Ella
sirve apenas para que yo celebre mi gran pobre patria muda,
mi
patria disentérica y desdentada, sin gramática y sin diccionario,
mi
patria sin lengua y sin palabras.
MINHA
PÁTRIA
Minha
pátria não é a língua portuguesa.
Nenhuma
língua é a pátria.
Minha
pátria é a terra mole e peganhenta onde nasci
e
o vento que sopra em Maceió.
São
os caranguejos que correm na lama dos mangues
e
o oceano cujas ondas continuam molhando os meus pés quando sonho.
Minha
pátria são os morcegos suspensos no forro das igrejas carcomidas,
os
loucos que dançam ao entardecer no hospício junto ao mar,
e
o céu encurvado pelas constelações.
Minha
pátria são os apitos dos navios
e
o farol no alto da colina.
Minha
pátria é a mão do mendigo na manhã radiosa.
São
os estaleiros apodrecidos
e
os cemitérios marinhos onde os meus ancestrais
tuberculosos e implaudados não param de tossir e tremer nas noite
frias
e
o cheiro de açúcar nos armazéns portuários
e
as tainhas que se debatem nas redes dos pescadores
e
as résteas de cebola enrodilhadas na treva
e
a chuva que cai sobre os currais de peixe.
A
língua de que me utilizo não é e nunca foi a minha pátria.
Nenhuma
língua enganosa é a pátria.
Ela
serve apenas para que eu celebre a minha grande e pobre pátria muda,
minha
pátria desintérica e desdentada, sem gramática e sem dicionário,
minha
pátria sem língua e sem palavras.